Bangkok es una ciudad que cumplirá con tus expectativas en cuanto a la vida nocturna. Luces, rascacielos y sobre todo mucha vida. Es la ciudad que nunca duerme. El movimiento por las calles es contínuo y caótico. Todo son colores y olores que inundan cada rincón. Y lo más destacable: un ritmo de vida que los occidentales raramente podrían seguir.
Se trata de una ciudad que no se deja descubrir en un solo día, asique se aconseja dedicarle varios días para conocerla en profundidad. Nosotros tuvimos la suerte de ver todo o casi todo lo imprescindible de la capital asique lo contaré siguiendo los días:
Día 1.
Nos despertamos en el colorido barrio de Chinatown y partimos hacia el casco antiguo de la ciudad. La visita estrella es el Wat Pra Kaew y el Palacio Real, seguido por el Wat Pho y su buda reclinado. El Palacio es todo una ciudad que rodea con la muralla numersos templos y edificios sagrados. El precio de entrada resulta algo elevado, pero merece la pena visitarlo.
Por otra parte, el buda reclinado del siguiente templo impresiona por sus dimensiones, además de ser un lugar más tranquilo para disfrutar de la visita.
A la vez que nos movíamos de un lugar al otro, un Mercado de amuletos invadía las aceras. El mercado no es como lo imaginabamos, un montón de chatarra vieja y monedas antiguas era lo único que llenaba las mesas de los vendedores. Lo que llama la atención son las figuras de cera de los monjes que estan dotadas de tanto realismo que hasta dan miedo.
Nuestra mañana acaba viendo templos y recorriendonos las calles del centro de la ciudad. Hay que decir que el calor, los coches y la cantidad de gente agotan bastante...
Por la tarde pudimos disfrutar de la maravilla del Templo del Amanecer, el Wat Arun desde una posición privilegiada. Tras pasar por Tuk-Tuk, barcos y vueltas a pie, llegamos al Bar Amorosa, a las orillas del río y con vistas al templo que lucía iluminado de noche.
Día 2.
Aprovechamos que es fin de semana para ver el Mercado flotante en las afueras de la ciudad. Para llegar al Mercado de Amphawa, a unos 70km de Bangkok hay que tomar varios medios de transporte. Pero como dice la guía, a veces el viaje en sí es igual de importante o más que el destino.
Primero cogemos el tren hacia Samut Sakhon que va tan lento que tarda mas de 1h en hacer 25km. El siguiente plan consistía en llegar a Samut Songkram, una localidad que se encuentra antes de Ampawa, pero la impaciencia y el hambre pudo con nosotros asique cogimos una furgoneta que nos trajo directamente a Ampawa.
Al anochecer, varios barcos de popa larga ofrecen un tour nocturno por el río para ver luciérnagas. Al principio, todo negro, no se veía nada. Ya empezabamos a pensar en un posible timo, pero cuando el barco paró cerca de la orilla, la escena recordaba a la Navidad. Miles de diminutas luces brillaban en las copas de los árboles encendiendose y apagandose sin parar. El barco avanzaba en silencio mostrandonos todo un espectáculo nocturno.
Al terminar, una furgoneta muy práctica nos llevó de vuelta al centro de Bangkok.
Día 3.
El día empieza con la visita al centro comercial más grande de la ciudad, el MBK, que por su tamaño y cantidad de puestos se ha convertido en una atracción turística más. Situado en un rascacielos del barrio rico de Bangkok, realmente es inmenso por dentro!
Lo siguiente que hicimos fue contratar un pequeño tour en barco para ver la parte de Bangkok que está sobre el agua. Sí, una mezcla entre Venecia y chabolas tailandesas. Pequeñas casitas de madera y plástico se sostenían sobre finos troncos de madera totalmente desgastados. Era sorprendente ver como vivía la gente en esas casas tan deterioradas y a punto de derrumbarse. Pero más sorprende aún fue observar a los habitantes del río que se refugiaban bajo esas casas. Decenas de dragones de komodo se asomaban desde su escondite.
Tras el paseo en barco aún nos quedaban fuerzas para subir un monte y disfrutar de las vistas desde el famoso Templo Dorado.
Ya por la tarde, y después de haber descansado un buen rato, salimos a recorrernos el mercado de flores que solo abre de noche. Miles de puestos con flores de todo tipo ocupaban las largas calles del centro. Este mercado merece una visita por las siguientes razones:
-Los colores que se pueden ver
-La cantidad y diversidad de flores
-Ratas gigantes que se pasean por allí.
Después de la cena fuimos a relajarnos al famoso "Sirocco Sky Bar" situado en la azotea de un rascacielos de 67 plantas. Tomar una copa en las alturas con las vistas a la capital nocturna fue algo mágico.
Día 4.
Nuestro último día en la capital lo dedicamos para darnos un auténtico masaje tailandés. Siguiendo los consejos de la guía elegimos un salón de masaje muy tradicional que se encontraba en una caseta de madera llena de plantas. Hay que decir que fue un masaje diferente, nada parecido a lo que estamos acostumbrados en Europa. Fue doloroso y relajante a la vez.
El resto del día hicimos tiempo hasta coger el tren nocturno hacia Surat Thani, la ciudad más comunicada con el sur, además de estar muy cerca de nuestro siguiente destino: el Parque Nacional de Khao Sok.
El tren es una experiencia que hay que vivir si se viaja a Tailandia. Se trata de trenes muy antiguos con diferentes categorías entre las cuales esta la de camas, para trayectos largos. El precio es realmente muy accesible teniendo en cuenta que dispones de litera para poder dormir algo en las 13h de viaje. Aunque realmente no se descansa mucho.
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